Destacados, Textos — 14 enero, 2015 at 10:23 pm

«Mind the gap»

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Por Camila Rock.

 

Sentada en Barbican Centre, un lugar fascinante y lleno de historias, ubicado en el centro de Londres, al norte del río Tamesis, construido en los 60’s sobre un sitio duramente bombardeado durante el Blitz. Ciudad amurallada dentro de la ciudad, ícono del Brutalismo inglés y del movimiento moderno residencial durante la reconstrucción post-guerra. Viviendas, centro cultural, biblioteca, teatro, galerías de arte, salas de conferencia, jardín infantil, invernaderos, bar, café y restaurant todo en el mismo lugar. Proyecto que, a pesar de tener múltiples detractores, es indiscutiblemente un exitoso oasis de calma en medio del frenético mundo de negocios de Londres. Multi-etario, multi-cultural, todos tienen su m2 para hacer lo que se les da la gana.

Es interesante preguntarse qué tiene este lugar, como otros en Londres, que llama a un respiro y que ayudan a descansar los cinco sentidos. En Europa abundan estos “bolsillos urbanos”, pero ¿qué es lo que hace que funcionen?. Hay algo en el tamaño de estos lugares que los hace perfectos para la interacción. Lugares de medida justa, suficientemente compactos para que los usuarios puedan verse, oirse y reconocerse para entablar conversación. Lugares para mirar al que pasa, donde el límite entre espacio público y privado se hace difuso pero es el justo para dar pie a la interacción social.

 

En palabras de J.Ghel en su libro Life between the buildings, “lugares donde hay spots cómodos para pararse y sentarse, especialmente a lo largo del borde de un espacio configurado. Edificios y espacios públicos que están diseñados para respetar el microclima local en vez de crear túneles de viento u hornos”.gapbn

Puede ser útil entonces ir un poco mas atrás y revisar parte de la historia del planeamiento urbano de Londres, donde el Masterplan creado por Patrick Abercrombie en 1944 -“Greater London Plan”- y estudios posteriores fueron de significativa importancia.

El concepto de Abercrombie se centró principalmente en el control de la expansión urbana de la ciudad por medio de la creación de “cinturones verdes”. Cinco millas a la redonda actuarían como áreas de “amortiguación” conectadas por “vías parque” a comunas controladas y auto-sustentables alrededor de la ciudad. Éstas, incorporarían nuevos proyectos de vivienda, industria e incluirían además infraestructura y entretenimiento para la comunidad. Este concepto del “New Town”, a pesar de no haber sido implementado en su totalidad, fue clave para el crecimiento urbano de Londres y para abordar problemas de congestión y las condiciones de vida “anti-higienicas” de la época.

Otro aspecto importante, fue la idea de mitigación de congestión y creciemiento controlado de la ciudad planteado por Sir Ebenezer Howard en 1898 en su llamado “Garden City Movement”, en el cuál se decretó la formación de “comunas satélites”, gran referente para Abercrombie. Cada una de estas comunas concentraría 32.000 habitantes en 6.000 acres (2.400 há aprox.) basada en una geometría concéntrica con espacios abiertos, parques públicos y boulevares radiales que emanarían desde el centro. Estas serían auto-sustentables y cuando alcanzacen su máxima capacidad de población, una nueva “Garden City” sería creada. Habrían varias de estas “ciudades verdes” como apéndices de una ciudad central de 50.000 habitantes y la gente se movería de un lugar a otro a través de transporte público, principalmente tren.

 

El masterplan de Abercrombie, abordó 5 problemas principales de la ciudad en ese momento:

  1. Reducción de la congestión vehicular
  2. Mejora del Stock de Viviendas, restringiendo la densidad pero obligando a la mezcla de tipologías de casas y departamentos combinadas con espacios verdes (incluyendo tanto vivienda social como privada en cada area para asi evitar el fenomeno de segregación social.
  3. Creación de espacios abiertos para la recreación.
  4. Zonificación de sectores industriales, llamando a la re-ubicación de éstas en “satelites” situados en la periferia.
  5. Infraestructura y transporte: en el que viviendas, industrias y espacios de recreación estarían conectados vía tráfico controlado y transporte público basado en un circuito de tren principalmente.

 

Guardando diferencias de historia, escala y territorio, hay algo en esta idea que me recuerda a la propuesta de estudiantes y docentes desarrollada por la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Talca junto a Winy Mass en 2003. Ciudades satélites, auto-sustentables, ubicadas en un territorio lleno de riqueza natural, y en el que sus habitantes podrían gozar de una buena calidad de vida gracias al complemento de “atractores y facilitadores”, en medio de un valle que proporcionaría no sólo bienes productivos, sino además el privilegio de estar situado entre increibles paisajes que incrementarían aún más la calidad de vida de sus ciudadanos. Quizás CiudadValleCentral jamás debió haberse propuesto como una gran ciudad, sino mas bien como el resultado del complemento entre las ciudades que la compondrían. Por otra parte, es probable que mucho de lo que se propuso en esa época tampoco estaba planificado de manera que convenciese al grupo político de nuestro país a tornarlo en un proyecto real.

Sin duda, deben confluir muchos factores para que una idea como esta funcionase: historia, cultura, recursos, políticas. Quizás hoy, con la importancia que se le está dando a la descentralización, sería un buen minuto para volver a replantearse esta posibilidad. Pero no es el próposito de este artículo ahondar en hipótesis, causas y efectos que intervenciones macro urbanas de esta índole podrían tener en un país como Chile. Por ahora me interesa ahondar en lo local, en los parametros culturales que permiten la generación y uso de espacios públicos útiles/utilizados.

La Calle Living-Room

 

Siguiendo el modelo de planeamiento urbano de muchas ciudades de Estados Unidos, las avenidas chilenas han sido dedicadas mayoritariamente al flujo vehicular. Lo poco que queda para actividades pensadas al peatón, han sido principalmente ubicadas en Shopping Centres o paseos relacionados a algún tipo de actividad comercial. Esto desencadena un patrón de actividades sociales 100% monofuncional y pasivo: caminas pensando en el consumo, te sientas un segundo solo para descansar, porque luego sigues vitrineando. No tienes idea quién pasa por el lado porque el “window shopping” es a lo que viniste, y el resto es perder tiempo.

Incluso en el modelo europeo, donde gran parte de las ciudades están pensadas para el tráfico peatonal, sólo en algunas, los peatones se verán tentados a hacer un alto, a disfrutar del sitio en el que están y de la gente que los rodea; tornando el espacio público en un lugar de reunión, en una especie de living room urbano. Las actividades pasivas, como el vitrineo, han sido poco a poco reemplazadas por un sin fin de eventos espontáneos, transformando la ciudad en una especie de foro cultural: música y teatro callejero, festivales en el parque, ballet, arte, hacen del espacio público un lugar atractivo.

 

Is it just a matter of time?( ¿Será que es cosa de tiempo?)

Hoy somos más conscientes de los errores producidos por el diseño urbano pro-automóvil y de la necesidad de reconocer la ciudad como parte de nuestra vida diaria, para quizás algún día, pasar a disfrutar de espacios de calidad generados con sensibilidad para el peatón.

Un buen desafío sería impulsar la educación y cambio de mentalidad de nuestra sociedad: dejar de concebir los espacios públicos simplemente  como el decorado de las ciudades o como lugares en donde profilera la  delincuencia y las malas prácticas. Necesitamos entender que un espacio público exitoso no es aquel que suma gran número de personas transitándolo, a pie o en bicicleta, sino el que se centra en la cantidad de gente que para y se sienta a contemplar, sociabilizar y disfrutar; recién ahí podríamos hablar de un verdadero espacio público atractivo y de calidad.

 

Del diccionario, la palabra Gap se define como “un espacio o intervalo sin relleno; una ruptura en la continuidad”. Por lo tanto, para quién venga a Londres, corresponderá entonces no sólo estar alerta a la bajada del metro, cuando escuches la clásica advertencia que alerta tener cuidado con el hueco entre el tren y la plataforma, sino tambien deberás poner ojo a sus Gaps urbanos, a este “sub-mundo” que hace posible difrutar la calle, el espacio público, y con esto la ciudad, una metrópolis que con todo esto sin duda te da la opción de elegir la velocidad de vida en la que quieres vivir, “So, Mind the Gap”.

Referencias:

  1. Abercrombie, Patrick. Greater London Plan, London: University of London Press, 1944.
  2. Carter, E.J. & Goldfinger, Erno. The County of London Plan, London: Penguin Books, 1945.
  3. Howard, E (1902), Garden Cities of Tomorrow (2nd ed.), London: S. Sonnenschein & Co, pp. 2–7.
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