EL DIEZMO
Que la fruta es dulce todo el año,
y siempre hay viento para el volantín.
Ignorábamos la trampa en el jardín,
inocencia que retarda el desengaño.
pero de a poco lo fuimos sabiendo;
caen las hojas del árbol sin medida,
es nuestro sólo un diezmo en la partida
que jugamos sin opción desde el comienzo.
de diez bocas besadas en el intento,
sólo una te recuerda para siempre,
las demás te olvidaron sin saberlo.
los latidos viejos de cualquier corazón,
saben bien de esta vida inclemente,
diezmados nos sorprende la ley del panteón
ABRIL99
Este otoño,
como siempre amarillando,
nos pilló para colmo
sin tus pasos en la terraza.
Te hemos visto partir
como el árbol pierde sus frutos,
sin lágrimas visibles
sin gritos destemplados,
pero nuestra raíz se desgarra
silenciosa.
¡ ay hija !
como aun eres eterna,
no sabes
que el fruto desprendido
cae a la tierra,
mas la cría del hombre
se estrella contra la vida.
Tu madre sigue cuidando el jardín
y Dios la bendice,
no puede arroparte cada día,
tu padre camina bajo la llovizna
con una bolsa de pan.
LA MARCHA DE LOS SUMISOS
Tiene mandolinas y tiene violas
la marcha de los sumisos.
Tiene niños vestidos de adultos.
Se canta, se invoca, se elevan plegarias.
Se adora en la marcha de los sumisos.
Se dice amén muchas veces,
se aprende a doblar la cerviz
en el cielo y en la tierra,
a ser buenos ciudadanos,
dicen algunos.
Viene de tiempos inmemoriales,
como de piedra bien enterrada,
esta marcha de gentes cantando.
Partieron en viejas ciudades,
bajaron a las aldeas,
serpentean ahora caminos rurales,
y siempre, siempre en sus oídos,
tañidos que sienten divinos,
porque creen de campanas,
cuando son en verdad,
de cencerros.