Ensayos — 24 diciembre, 2014 at 2:13 pm

CORRER EL CUASIMODO

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Por María Jesús Poch

En el Concilio de Trento, celebrado entre 1545 y 1563, se establece como obligación que todos los católicos deben comulgar al menos una vez al año. Pero, ¿qué pasaba con los enfermos? Desde hace casi 500 años los “Cuasimo­dos” recorren la ciudad a caballo entregando la eucaristía.Según la definición que hace la UNESCO, el Patrimonio Cultural Inmaterial2 se transmite de generación en generación, siendo así un proceso dinámico y diverso que se va construyendo con el tiempo. Este patrimonio esencial en la identidad de las comunidades, se transforma y reinterpreta con cada genera­ción, y es justamente aquí donde radica su mayor valor.

La Fiesta de Cuasimodo, que se celebra el primer domingo después de la Pascua de Resurrección en la zona central de Chile, es un ejemplo perfecto de este dinamismo del patrimonio inmaterial. Muchos piensan que sus modi­ficaciones y renovaciones corresponden a una dicotomía entre tradición y modernidad, cuando en realidad son reflejo de la riqueza de este patrimonio que se reinventa para ser reflejo del sentido de pertenencia de una comuni­dad específica.

 Fiesta del Cuasimodo

La fiesta del Cuasimodo, fiesta típica chilena se remonta a la Colonia, nace cuando se celebra el Concilio de Trento por la iglesia católica entre 1545 y 1563. En él, se establece como obligación que todos los católicos deben comulgar en Pascua de Resurrección, o al menos una vez al año. Es así, como algunas personas se percataron de que los enfermos se encuentran inhabilitados físicamente para poder cumplir dicha disposi­ción, y es así como nace la fiesta del Cuasimodo, donde el sacerdote el domingo después de la Pascua de Resurrección lleva la comunión a los enfermos. En su origen, los sacerdotes con sus comitivas debían recorrer caminos que eran peligrosos. Estos eran rurales y sumamente solitarios, por lo que usualmente los bandidos se aprovechaban y asaltaban a las comitivas, sin respetar al sacerdote y robándole todas las cosas de valor. Es así como estos empezaron a ser escoltados por huasos a caballo. Así surge esta festividad religiosa que perdura hasta hoy en día.

La fiesta del Cuasimodo ha ido cam­biando con el tiempo: En la década de los sesenta se permite que las mu­jeres también corran a caballo, y en la actualidad es posible ver escoltas de ciclistas, motos y autos.

La preparación de esta festividad involucra un arduo trabajo. Los hua­sos cambian su tradicional sombrero por pañuelos blancos, esto con el objetivo de que los huasos ante la presencia del Santísimo no se tengan que sacar todo el tiempo los sombre­ros, también reemplazan los ponchos por esclavinas bordadas con motivos religiosos. El carruaje, vehículo que moviliza al sacerdote y al santísimo, es muy cuidado y decorado para la ocasión. Las calles por donde pasa el Santísimo están llenas de colores y de decoraciones. La gente espera con ansias afuera de sus casas el paso del carruaje.

Los cuasimodistas se detienen en las casas que poseen una bandera blanca. Es ahí donde el sacerdote baja de la carroza para cumplir con el centro de esta celebración: dar la comunión al anciano o al enfermo.

La Tradición en voz de uno de sus protagonistas: Cuasimodo en la Co­muna de Lo Barnechea, Santiago.

Clemira del Rosario Montenegro Cabrera, nació y se crió en Lo Bar­nechea, casada se fue a vivir a la comuna de La Pintana. Luego viajó a España a probar fortuna y de vuelta en Chile, regresó a Lo Barnechea, donde vive actualmente. Mujer incansable, ha sido varias veces dirigente de los Cuasimodistas, tanto a nivel de comité en lo Barnechea, como a nivel nacional, en la Asocia­ción Nacional de Cuasimodistas de Chile.

“De los registros que yo conozco, el Cuasimodo se celebra aquí en Bar­nechea desde 1890. En la década del 70 el padre Raúl Feres y el Padre Domingo del Álamo, que era un cura español, hicieron resurgir el Cuasimo­do reuniendo a los cuasimodistas de Colina, Renca, Malloco y Talagante y formaron una agrupación que reunió a los cuasimodistas de la zona cen­tral. Entonces los citó a una peregri­nación a la Virgen del Carmen para saber cuántos cuasimodistas había. El padre del Álamo tuvo la visión de que este movimiento crecería. Al revés de lo que decía Sarmiento en

el siglo XIX, que lo veía como algo malo o bárbaro. Por supuesto que ha habido muchos cambios en la celebración, por ejemplo antes se hacía la quema de Judas y ahí a veces ocurrían desórdenes, además la gente tomaba alcohol y se perdía un poco el orden, aparecíamos en la crónica roja de los diarios. Pero ahora como hay una Asociación Nacional está todo mucho más controlado”.

“Además del domingo siguiente al de Resurrección, hay otras fes­tividades en las que participan los cuasimodistas: el primer domingo de septiembre a la Carmelita, Santa Rosa de Pelequén, la oración por Chile en Septiembre, peregrinación a Santa Teresa de los Andes y ahora hasta para el 1° de mayo hubo cuasi­modistas. Hay todo un calendario de actividades y también reuniones de los miembros de la directiva nacional para fijar acuerdos y también para asistir a talleres de formación”.

La vinculación de Clemira con esta fiesta comienza en su infancia: “mi padre era arriero y nunca corrió el Cuasimodo, pero mi hermano sí, lo invitaron y corría desde los siete años, para mí era algo admirable y a los doce años corrí por primera vez porque mi hermano me invitó a participar. Mis padres asistían a la fiesta, pero nunca participaron como cuasimodistas. Cuando me fui a la Pintana, lo dejé pero una vez de regreso a Lo Barnechea lo retomé. Hoy uno de mis hijos corre y también lo hace un nieto”.

La fiesta del cuasimodo requiere de gran preparación, para ello, es nece­sario de una gran organización por parte de los cuasimodistas. El Comité de Cuasimodo de lo Barnechea es el que organiza la fiesta. La primera semana de marzo comienza a orga­nizarse. Cada cuasimodista se costea su vestimenta. El Comité organiza rifas y otras actividades para reunir fondos para el arreglo del coche que usará el cura, pero la directiva actual no ha logrado motivar como para poder recibir aportes de privados etc… La verdad es que depende mucho de cómo sea la directiva las cosas que se logren. El costo es rela­tivo, porque por ejemplo si uno lleva caballo, la capa del caballo es cara, puede costar unos $40.000 y todo va sumando, fácilmente se puede llegar a gastar unos $200.000 en un apero completo, hay que herrar al caballo, preocuparse de su adorno y el traje del cuasimodista, para el hombre es más caro. El sacerdote es quien lleva la comunión a los enfermos y eso es muy importante, porque hay gente que no va nunca a misa pero que en esta ocasión participa y se une a Cristo, es como una evangelización, porque de no existir el cuasimodo, hay gente que no se acercaría a la iglesia y nosotros la acercamos. Se hace una lista con la gente que necesita comulgar ese día pero que por razones de salud no puede ha­cerlo y se va casa por casa llevando la comunión.

 

Esta fiesta para los cuasimodistas es algo muy importante, La importancia que le atribuye la señora Clemira a esta tradición se puede apreciar en sus palabras:

El Cuasimodo es todo para mí, es parte de nuestras tradiciones, de una devoción al Santísimo y a la Virgen. A veces hemos tenido problemas porque hay curas a los que no les agrada la devoción popular, han tenido malas experiencias con cua­simodos en otros lados, o creen que no tenemos los conocimientos de teología. Pero si hay un gran cono­cimiento, tenemos el apoyo de la Conferencia Episcopal.”

La gente reconoce a Cuasimodo como algo propio, además se ha ido renovando la directiva y se ha ido incluyendo gente más joven, lo cual es muy importante para que esto siga una vez que los más viejos ya no estemos. También el hecho de ser patrimonio intangible es una garan­tía de protección para que siga, los dichos del Papa Juan Pablo II que declaró que la piedad popular era un verdadero tesoro, es un seguro para que la tradición permanezca. La piedad popular acerca a la gente a Dios. Es curioso ver cómo antes el huaso se arreglaba para el 18 de septiembre y hoy lo hace para el Cuasimodo. La modernidad no la veo como una amenaza al revés ayuda a su difusión a que gente tenga contacto con esta tradición a través de internet, por ejemplo. Tal vez lo único que podría amenazar

al cuasimodo aquí en lo Barnechea sería que por el crecimiento de la co­muna no pudiéramos tener un lugar donde dejar a los caballos…

La Sra. Clemira está consciente de la adaptación de esta tradición a nuevos tiempos. Ella ha podido vivir esta tradición, porque se la transmi­tieron sus familiares, y a pesar de que ha vivido cambios, la esencia es la misma. “La creatividad popular es suficientemente capaz de asimilar los nuevos desafíos y crear respuestas y soluciones”3 En el caso de cuasimo­do, hoy no sólo es posible correr a caballo, sino que se han incorporado nuevos medios como bicicletas, mo­tos y automóviles. Hay una apropia­ción social de la tradición.

Hoy son los movimientos sociales quienes tienen que protagonizar un proceso de empoderamiento de un bien, o tradición, para que éste posea valor, y así sea patrimonio.

El cuasimodo es una festividad que trasciende generaciones y que se ha ido adaptando en el tiempo, permitiendo una adaptación para vivir la modernidad y así la adop­ción de esta tradición por más personas. El valor de esta festividad radica no sólo en su antigüedad y permanencia en el tiempo, sino que en el hecho de que para quienes participan en ella, cumple un papel trascendental en sus vidas y creen firmemente que por medio de ella, mucha gente se acerca a la Iglesia, a la religiosidad popular.

Para finalizar, cierro con una frase de Igor Stravinsky, “una tradición verda­dera no es el testimonio de un pasa­do caduco; es una fuerza viva que anima e informa el presente. Lejos de implicar la repetición de lo que fue, la tradición supone la realidad de lo que perdura. Es como un bien de fa­milia, un patrimonio que se recibe a condición de hacerlo fructificar antes de transmitirlo a los descendientes”4. La Fiesta del Cuasimodo es una tradición que vive fuertemente en muchas personas y que se renueva – y adquiere más fuerza- cada año. Es una tradición popular, pero lo más importante de todo es que es una tradición de comunidad, de familia.

2“los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas -junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes- que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana” UNESCO, Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, 17 de Octubre 2003. Artículo 2, p.2.

3-Edmundo Bustos, Desafíos del Estado en la Protección del Patrimonio Inmaterial”, en Daniela Marsal (Compi­ladora), Hecho en Chile: Reflexiones en torno al Patrimonio Cultural. p. 211.

4-Directrices para la Creación de Tesoros Humanos Vivos. UNESCO, p. 2. Disponible en el sitio web: http://www.unesco.org/culture/ich/doc/src/00031-ES.p

5-Edmundo Bustos, Desafíos del Estado en la Protección del Patrimonio Inmaterial”, en Daniela Marsal (Compi­ladora), Hecho en Chile: Reflexiones en torno al Patrimonio Cultural. p. 211.

Trabajo titulado: Tesoros Humanos Vivos en la Fiesta de Cuasimodo. Sin publicar. Autores: María Jesús Poch y Catalina Chaigneau.

Directrices para la Creación de Tesoros Humanos Vivos. UNESCO. Disponible en el sitio web: http://www.unesco.org/culture/ich/doc/src/00031-ES.pdf

Tesis no publicada de Andrea Francisca Gutiérrez, La Alegría de Correr a Cristo.

Entrevista realizada a la Señora Clemira del Rosario Montenegro el día 16 de Mayo del año 2010.

Fiesta del Cuasimodo de Lo Barnechea, 2010.

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