Ensayos — 6 enero, 2015 at 4:33 pm

VICENTE GAJARDO: LA ESCULTURA ES SOLEDAD/ LA PIEDRA PERIFERIA

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Entrevista al escultor Vicente Gajardo

Por Martín del Solar

Las grandes esculturas de piedra de Vicente Gajardo están diseminadas por todo el mundo. Su obra ha sido galardonada internacionalmente e, incluso, y pese al cliché de que nadie es profeta en su tierra, Gajardo ha recibido una gran lista de premios en Chile incluyendo el Altazor los últimos dos años seguidos. Un artista con estos pergaminos, normalmente, elegiría vivir en alguna de las grandes capitales del arte del mundo. Quizás el destino sería Nueva York, Milán, París o, tal vez, London, pero Vicente Gajardo ha decidido radicarse en Doñihue.

Las piedras enormes, que parecen grandes ballenas, están desperdigadas al azar entre un pequeño bosque de eucaliptos; las esculturas, algunas a medio terminar o definitivamente desarmadas luego de su periplo por diversas exposiciones, aparecen ahí como un museo itinerante; un caballo negro trota calmado en un picadero de piedra. Todo esto sucede dentro de los muros de roca con los que Vicente Gajardo ha delimitado su mundo. Todo esto pasa, mientras una sierra suena a lo lejos y nunca cesa de cortar piedras. La piedra y el origen de la roca han llevado a Gajardo a radicarse en este pequeño pueblo de la Sexta Región, aquí el artista tiene la posibilidad de influir directamente en el proceso completo de la piedra. Gajardo está presente desde la extracción misma del material y, desde su punto de vista, esa posibilidad de estar físicamente presente en toda la labor creativa es única: «Yo trabajo con bloques naturales, que están en el paisaje, y ahí, en ese momento, en el momento de extraer, muchas veces se arma la escultura, esa es una etapa en la que tienes que estar presente. Me parece mucho más importante cuando hay una experiencia temprana en ese aspecto, cuando tú conoces todo el proceso de lo que vas a hacer».

 

Usted es de la VIII Región, y estudió en la universidad de Concepción. ¿Qué significa y cómo influye su pasado provinciano?

Yo soy de Tomé. Un pueblito que queda hoy a menos de media hora de Concepción, donde yo estudié. Es un lugar muy interesante de donde han surgido muchos artistas; puede ser porque es un pueblo como una isla, un poco alejado de Concepción y en un espacio muy bonito, donde hay río, mar, era una ciudad textil, por tanto tenía un cierto orden, construido por los alemanes. Ahí había un concepto de ciudad, que era muy distinto, en que todos nos sentíamos comprometidos con querer la ciudad. Hoy día, al frente de mi casa, que era una serie de casas pareadas muy bonitas, han construido un edificio de 14 pisos, lo que hace que todas estas casas que miraban el mar y ya no lo hagan. Y para nosotros el mar era nuestro patio, nos levantábamos en la mañana e íbamos a jugar a orilla del mar.

Silencio, el escultor se da vuelta, y mira a través de la ventana un caballo que corre al fondo del paisaje…-

-Todo esto que pasa hoy en día, con la pérdida del respeto a la ciudad, es muy doloroso, como estos pueblos han ido mutando malamente. Cómo esa gente antigua de manera tan comprometida, más visionaria, más sensible construyó estos pueblos de una manera tan ordenados. Hoy, eso no existe, y yo no entiendo por qué, Tengo la impresión de que hoy hay gente más educada, que tiene mucho más conocimiento y más cultura, pero son precisamente ellos, los que han llenado la ciudad con todo este tipo de construcciones. Es doloroso y eso ocurre en todo Chile. Yo pensé que este terremoto, de alguna manera, con todo el dolor que causó, podría haber ayudad a tomar una distancia y poder construir mejor de lo que se hacía, pero no fue así. Teníamos un patrimonio muy importante y aparecen construcciones prefabricadas, de muy mala calidad y con esto se ha perdido la identidad, como los lugares en que las viviendas eran de adobe, hoy vas y encuentras cualquier tipo de casa.

Yo se que la necesidad de la gente es imperiosa, pero si al menos existiera algo que uniera todo eso, un elemento que de una cierta unidad, pero cada uno construye una casa a su pinta, y sin un respeto.

-La sierra sigue sonando.-

 

¿Por qué decide vivir en Doñihue?

Mira, cuando yo era estudiante tenía muchas intenciones de conocer la piedra a fondo, eso para mí era vital. Era muy importante conocer el proceso de la escultura, ya que para mí la escultura comienza con el material, si tú no eliges un buen material, la escultura no te va a resultar. Tuve una experiencia en los veranos con los canteros de Doñihue, un gremio de canteros que existía antiguamente, y que tenía bastante trabajo: que creaban malecones para las represas y también para los ríos. Se empleaba mucho esta piedra porque es de muy buena calidad. Entonces decidí, por conocimiento, venir a trabajar acá y aprender con los canteros. Hacíamos «sillares», ponte tú, de 70 x 40 x 40, que eran para represas, y claro, al comienzo yo hacía una pieza de esas a la semana, siendo que los canteros hacían una al día; pero después de un par de meses, si no hacía uno, hacía dos o tres en la semana, lo que significa que es importante el conocimiento del oficio, el estar ahí, el experimentar, el conocer situaciones y realidades. Hay cosas que tú puedas aprender en la universidad con que alguien te lo diga, pero otras, que sin practicar es muy difícil que seas capaz de entenderlo. El cómo cortar una piedra; el saber que la piedra tiene una dirección, una veta, como la madera; saber que es bueno cortarla temprano, cuando la piedra está fresca –y que no es lo mismo cortarla al medio día-. En fin comprender que el proceso de extraer la piedra, traerla al taller, trabajarla y convertirla en una escultura no es lo mismo que comprar un trozo de piedra donde no conoces. Ese es un proceso muy interesante, el de conocer la piedra.

Es un aprendizaje que no está abierto a todos, sólo al que se interesa, entonces ahí decidí quedarme acá, que tenía la materia más cerca. El lugar es importante.

-La sierra sigue sonando.-

¿Cuál es la diferencia, desde el punto de vista artístico, de extraer la piedra o comprarla en otro lugar?

Yo dejo mucho de mi trabajo al azar: yo trabajo con bloques naturales, que están en el paisaje, y ahí, en ese momento, en el momento de extraer, muchas veces se arman la escultura. Esa es una etapa en la que tienes que estar presente, me parece mucho más importante cuando hay una experiencia temprana en ese aspecto. Cuando te comprometes con lo que haces desde un comienzo, hay una relación mucho más rica, de alguna manera, hay decisiones importantes que tú tomas en ese minuto. Aquí es muy importante la cascara, no quiero cubos, en este caso hay mucho del azar que se inicia con ese primer proceso que es la extracción.

¿Cómo se encuentra con la piedra?,

¿Por qué la piedra?

Parte un poco por una necesidad, dado que yo fui uno de los primeros egresados de la Universidad de Concepción. No teníamos más de dos materiales: que era el barro y la piedra. Además la piedra la íbamos a buscar nosotros, en carretilla al fondo de la universidad, recorríamos los cerros recogiendo rodados, yo sentí, que la arcilla no era un material definido, que no me permitía concretar una obra, ya que la arcilla es un material que te perdona todo, que no tiene la nobleza de la piedra.

¿Cuál es la importancia del lugar para su obra?

Muchas veces cortamos la piedra en el cerro y trabajamos parte del proceso en ese lugar, de tal manera, que podemos traer al taller lo que necesitas, pero muchas veces me pregunto, si es parte del lugar, de su entorno, es su naturaleza, muchas veces pienso que las piedras debiesen quedar ahí. Luego hay un esfuerzo intelectual que es tratar de que esas formascalcen con un espacio urbano, pero ya tienen una alteración, en cambio, en ese espacio, en ese lugar, la obra de alguna manera recoge ese susurro del entorno, como decía Moneo y hace que la obra tenga una naturaleza distinta. Si yo tallara una piedra en el cerro evidentemente estoy imbuido de toda esa realidad por lo tanto, lo que voy a hacer ahí es diferente que en la ciudad. Yo pienso la obra para un espacio urbano, yo sé donde estará; sin embargo, la obra y la piedra deben contener las cualidades del lugar. Es bueno situarse y es por esto que gran parte de mis esculturas tengan que ver con el entorno, que es un entorno campesino, herramientas, paisaje, la tierra, son esculturas que se desarrollan en este espacio (Doñihue).

Desde su punto de vista, ¿qué diferencia hay entre una obra pensada para la ciudad y otra pensada para la ruralidad?

Las diferencia el entorno, no es lo mismo hacer una obra para el desierto que hacer una obra para el sur. Hay situaciones que tienen que ver mucho con el clima, el sol. Si tuviera que ser honesto en esto, la obra debe contener el ruido del lugar.

Su obra esté expuesta en centros urbanos alrededor del mundo, pero usted decide vivir en Doñihue. ¿Cuáles son las virtudes y los defectos de estar lejos del centro?

Uno no es un actor. Nosotros (los escultores) no necesitamos estar presentes, pues lo importante es situar bien la obra, tener alguna relación con esos centros, pero creo que hoy si tú tienes la posibilidad de tener buenos vínculos, buenas relaciones, puedes hacer tu trabajo en cualquier lugar. De todas formas, cuando uno es provinciano tiene algunos inconvenientes y lo mismo pasa en las grandes urbes. Por ejemplo, yo viví 5 años en Europa e igualmente no haber vivido ahí en la juventud, lo hace más complejo. Es importante tomar determinaciones tempranas como lo hicieron Matta o Arrau.

Hoy hay muchos artistas que viven en sus espacios, que crean sus espacios. Nosotros los escultores somos seres solitarios, no somos pintores o actores porque ellos necesitan más de los demás. Nosotros tenemos que tener espacio por todos lados, necesitamos hacer acopio de material, nuestro trabajo es ruidoso, que emite mucho polvo, yo acá vivía solo, ahora se está empezando a poblar.

Casi todos los escultores que yo conozco, viven alejados de la ciudad, no viven en los centros.

Dentro de esa búsqueda de la escultura, su obra es original, ¿cuáles son sus referentes? ¿los tiene?

Los referentes son varios, -guarda silencio-. Agradezco el vivir en un espacio en que me identifico plenamente y del cual soy parte de una cultura, de una realidad y eso está presente en la obra, no se puede negar. Después de esa realidad histórica, que de alguna manera, directa, particular, tiene que ver con una raíz familiar, y mi raíz familiar tiene que ver mucho con el campo. Después de eso tiene que ver el entorno, la cultura, lo que es parte tuya, lo que se hace parte de tu realidad local. Obviamente hay una influencia de la cultura vasca, de Chillida, de Oteiza, que son escultores muy importantes, referenciales. Hay una verdad que tiene que ver con una realidad local. Esta escultura no se hace en Europa.

¿Qué busca usted como artista?

Para nosotros el espacio es nuestro soporte, la intención mía es cómo dialogar con ese espacio; es intentar crear una cierta armonía, pero también son espacios muy distintos en los que me he interesado de una manera muy variada. Me interesa mucho ese principio de Brancusii, que era esto de ir sumando elementos para producir el espacio infinito, y que también se da de alguna manera en los Moái, donde se crea una civilización. Y eso yo lo he hecho pensando en cómo lograr esa potencia del espacio. Como un elemento sumado, uno después de otro, se apropia del espacio y se hace infinito, sin límites.

Ganó el Altazor 2011 y 2012. Ud está hoy en la vanguardia de la escultura chilena, ¿cómo es esto de estar fuera, en una esquina?

Cuando se es joven, queremos ser reconocidos cuanto antes, y muchas veces todo nuestro quehacer apunta a eso, y bien, es una etapa. Cuando dejas de ser joven, ya no es ese el centro, lo único que quieres es alejarte de eso y concentrarte en tu trabajo, porque ya lograste esa primera vivencia y ya no tienes nada que perseguir. Yo estoy en esa etapa, donde necesito silencio, espacio, tiempo para hacer mi obra y me da lo mismo lo otro. Reconozco que antes era vital, era una necesidad. Pero mira como es la vida, cuando tu menos lo quieres, te llega.

A mí lo que me preocupa ahora, es el tiempo que me queda, como lograr la suficiente madurez. Creo que es una situación natural, es un proceso, que llega un momento en que lo único que quieres es tener más tiempo para hacer tu obra, hay un periodo de madurez donde lo único que necesitas es alejarte. Yo siempre he buscado pueblos, lugares pequeños, alejados, donde no me perturben. Los centros no. Trabajo con un material periférico. Tengo que buscar la periferia.

-La sierra sigue sonando.-

 

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