Poemas, Portada — 26 octubre, 2022 at 1:38 am

WALLMAPU

by
fotografías: Daniela Meliang Antulafken

EL CUERPO Y EL POEMA

antologador: Faumelisa Manquepillán Calfuleo

Cómo explicarle al lector que estas palabras/
han nacido

desde los más profundos ríos antiguos, que viajan/ d

e cuerpo en cuerpo, de torrentes milenarios y hoy vienen a hablar junto

a las aguas,
creando diálogos a veces en la paz infinita de/

los tiempos

a veces furiosas desde lo cósmico.
En estas palabras se encuentran sueños, visiones,/

perimontu

sonidos de voces, del corazón.
En ellas encontramos cantos y dolor de/

árboles caídos, palabras azules en la luz de la mañana,

palabras galopantes recorriendo tierras que/
fueron usurpadas

entre la luna nueva,

aguas de vertientas que fueron empujadas por/
el viento.

Palabras morenas viajan entre los amaneceres,/
que mueren

y que de pronto resucitan para convertirse/
en eternas,

palabras de fuegos.
Despiértate decía una gota a la vertiente en/

plegarias y murmullos. viajan las palabras palpitantes entre el líquido/

amniótico amándose y entrelazándose desde sus nacimientos/ enraizados.

suenen los kultrun en el wallmapu desde los/ cuatro puntos

allá desde las cuatro fuerzas, desde los mares,/ lagos, ríos, lagunas

quebradas, vertientes y esteros.


TERRITORIOS DE LA PALABRA MAPUCHE

antologadora: Claudia Rodríguez Monarca

La presente selección constituye una muestra de textos de veinte poetas del wallmapu (diez mujeres y diezvhombres, en ese gesto y guiño por el principio regulador del equilibro de todo lo viviente); creadoras y creadores, portadores de múltiples y diversos saberes ancestrales, artísticos, académicos, experienciales, aprendidos de la mano de sabios mayores, heredados o soñados. Para ellos y ellas, la palabra poética tiene un valor profundo que va más allá de la fijación en la escritura, y es su relación consubstancial con la oralidad, el canto, el diálogo, la observación y la escucha, lo que supone un modo distinto de enunciación y recepción. De esa vital experiencia saben mucho, sostenida por una larga historia de décadas y más de cien poetas y oralitores que dan espesor a la cultura y la palabra viva.

Más allá de este punto de confluencia, creemos importante relevar la diversidad en las y los poetas y sus poéticas, diversidad en las distintas generaciones y edades, lo que significa que se encuentran en distintos momentos de sus trayectorias escriturales y artísticas; diversidad de las zonas geográficas donde habitan, y en las que muchas veces abrazan más de un territorio, porque se desplazan o porque tienen la experiencia de vivir en dos o más paisajes; también son otros los modos en que se relacionan con sus propias tradiciones, con su historia, y con su lengua y en los que dialogan, se nutren de otras culturas; diversidad entre los amplios y diversificados temas y sus proyectos poéticos-políticos-estéticos, además de los sellos y estilos particulares. Esa diversidad la traemos a esta muestra poética. Entre los poemas acá presentados, hay poemas inéditos, poemas de libros publicados, algunos más antiguos que otros, algunos más conocidos que otros.

El alero que cobija esta hermosa diversidad es el sentimiento de pertenencia a la Nación Mapuche, al Wallmapu, que abarca un extenso territorio, que va desde Santiago al sur (podríamos decir santiago, con minúscula, porque es esa parte marginal y marginada de la capital, obliterada y relegada, la parte más provincia y más auténtica a la vez), y del Pacífico al Atlántico, como los puntos cardinales y sus cuadrantes, dibujados en el kültrün tañido por la machi, que emite la música sagrada que cubre y delimita su territorio. La ruta cartográfica de este recorrido simula ese trazo, encontrado también en el rewe, como escribe Rayen Kuyen: «Aquí están las cuatro fuerzas de los vientos/ abriendo los espacios en el rewe sagrado. / Allí está Genechen y los ancianos lonko». Desde el norte de la Nación Mapuche, en que el escenario es silente, allí donde en medio de los fierros crece la totora, asoman las fuertes voces de la mapurbe, sus voces son gritos, llanto, rabia, eco («Entonces los ecos retumban por las llanuras de hormigón / por los causes servidos del Mapocho»). La ciudad los escupe a los márgenes y no hay cobijo, y el hogar es solo «un catre/ donde empotrar el cuerpo» (Aniñir). Ese es el espacio que habitan, que los interpela y a la vez los deja en la intemperie, donde no se ve el azul azul mapuche, sino ese azul gris, como se titula un libro de Eliana Pulquillanca; pero es un territorio en resistencia, desde el que luchan y recuperan la voz y el corazón, que ahora late, tañi piuke… «en su palpitar de trueno» (Catrileo).

Un poco más al sur, surge la palabra poética mapuche, ancestral, de la araucanía profunda, que se funde y confunde con los sonidos de la naturaleza, inclusive con su silencio con los cantos, los sueños, la lluvia, los pájaros (que, al decir de Aillapán, captan las esencias «de todas las melodías y canciones de la tierra»), los ríos, la montaña, el Pehuén, como escribe el poeta Carlos Levi, quien ya partió al wenumapu, «Eres esa montaña/ por donde corren los ríos./ Allá afuera/ los ancestros/ sujetan nuestra sangre». Montaña y volcán, espacio sagrado donde habitan los espíritus de los ancestros, los pillanes, «Jefes, Ancianos y Jóvenes/ de la Tierra de Arriba/ Ustedes, habitantes del volcán/ Amaneciendo» (Chihuailaf ), y más acá el paisaje cotidiano, donde «el pulmón trabaja al sentir el pie sobre la tierra» (Wenuan); la tierra labrada, trabajada desde tiempos inmemoriales, en que los abuelos araban la tierra fértil («Recuerdo, el rostro moreno,/ de mi querida abuelita…/ Ella pincelaba la tierra,/ con sus agotados pasitos… Con su canasto bajo el brazo,/ ¡no se cansó de sembrar!» dirá Huenuñir). Pero esa tierra ha mutado con la brutal explotación de los bosques; la deforestación ha traído calamidades, como el brutal asedio policial («la huella de un perdigón/ incrustada en el tronco/ de un roble») y las sequías, en las que no se sostienen ya ni las vertientes: «Vertientes en resistencias/ sin helechos los pajonales/ sin agua los esteros» (Panchillo). La ñuke mapu es acorralada, al igual que la lengua, el mapudungun, en esa búsqueda vital por su propia voz, dirá Cayupán «una palabra indecible/ sin diccionario/ ni terruño… En qué época dejamos de ser vegetal».

Más al sur, en la tierra de los cuerpos de agua, ríos, mares y lagos, danza y canto se funden también.

Hay que hacer rogativa, espantar los malos sueños, «aquí no explotamos al hombre por el hombre/ aquí no destripamos la tierra» (Milanca); entonces, purrun, danzar e invitar al baile, como hace Man- quepillán con sus amigas y los árboles, «danzando bajo el cielo azul./ En la trutruka se oía/ la voz de los espíritus./ Las pifilkas con canto de golondrinas/ nos conducían al baile ceremonial./ Todas purrukábamos todas». Con la danza, el canto, como la voz potente y sagrada de Lienlaf, «ya es hora de cantar junto al agua papay. Ngenko nos limpiará de los malos sueños». Y entonces el mar, como dirá Antillanca: «Miré el mar/mi propio mar… Mar adentro/ sus alas se abrían al infinito».

Desde el sonido del agua —la lluvia y el mar— y la espesura del bosque nativo, surgen las voces de los huilliches de la costa del sur. Allí «los williche/ desclavan de sus rucas las penas./ Se descuelgan de la historia/ y a Pucatriwe llegan» (Huinao). Allí mismo donde Colipán le dice a su hija: «Cuando de viaje, hija, salgas al mar/ ten siempre en tu corazón a Wenteyao». El mismo mar en que, «repito este mi rezo/ por si vienes./ Aquí, frente a las olas/ me arrodillo» (Rupailaf). El bosque, por su parte, hace lo suyo, como en «Ceremonia del amor», de Huenún: «Los árboles anoche amáronse indios: mañío e ulmo, pellín/ e hualle, tineo e lingue nudo a nudo amáronse/ amantísimos, peumos».

Cruzamos la cordillera hasta la Patagonia argentina, allí Liliana Ancalao y Viviana Ayilef escriben y recitan con un timbre dulce que cautiva; sus acentos son otros, pero a la vez los mismos, igual que sus temores y sus despojos, «no me tocan los pewma/ venidos de la tierra/ es que no soy correspondida/ porque vivo en la ciudad» (Ancalao). En ese mismo espacio denegado se instala la voz de Ayilef, «Pero yo escribo en este hueco/ en un tembladeral escribo…/ Porque yo escribo donde nadie…/ como si nunca».

La incorporación de esta muestra en la antología permite pensar lo territorial desde otros ámbitos, simbólicos, culturales e históricos. Asoma la idea de lo multiterritorial, en el sentido de cruces y simultaneidad de paisajes, de lugares, de dimensiones, de despojos y resignificaciones. El territorio es la ñuke mapu, pero también es el cuerpo y el poema, el lugar donde late un corazón. Y la palabra poética se hace en el decir, y en ese acto de habla, en ese gesto recursivo, citamos nuevamente al poeta que abre la muestra, Aniñir, «enjuágate la sonrisa y los ojos para ver nuevamente lo que falta por/ construir».


DAVID ANIÑIR GUILITRARO (1971)

FIGURACIÓN

Con palabras e imágenes
rumbo a las vísceras
en la certidumbre de verse al espejo y trisarse los ojos,

El escenario es silente
alrededor hay pisadas
que calan cenizas de hielo

El secreto del washo mal parido
el grito a la luna
botando el amniótiko de sus fauces

lubricando la verdad de estar vivo

con llanto

para luego irse de cuento por la vida

Los sentidos delatan la contracaricia:
oler sus texturas curtidas
el tacto su mirar oceánico
el sabor de sus gemidos de vaho entrecortado

y escuchar los movimientos de su fragancia:

el caos aletea su tierra.

Despojado ante la razón nada es secreto

Entonces los ecos retumban por las llanuras/
de hormigón

por los causes servidos del Mapocho

desmantelando ese entre mirar miope,

ficción que nunca alteró a nadie

menos al espejo.


LEFIMAN

Hubo esos días en los cuales tú no sabes si el sol/
se equivocó

al salir o al entrar.
Hubo esos días R de revuelta, cuando la sangre/

revienta por los ríos o simplemente revuelve su cauce río arriba/

por puro gusto

y disgusto.

Hubo noches llenas de sueños donde nunca supimos de asesinatos y el hogar no pasaba de ser tan solo/

un catre

donde empotrar el cuerpo.

Hubo visiones, Perimuntú, alusiones y esquizofrenias/ que no

fueron de categoría y diagnóstico médico. Hubo de esas donde la piel se mimetizaba con/

la noche y el futapewma, sin que ningún perro salga con su/

Fusil AK-47 y te ladre a media noche: «¡Carabineros de Chile,/

andando

indio conchetumadre!».

Hubo recuerdos evocados para enseñarnos cómo/ se debía obrar,

donde el cerezo aún nos enrojecía el beso
y los viejos no sufrían porque uno se ausentara.

Hubo mágicos movimientos estelares bajo los/ cuales se podía

distinguir claramente cómo antiguos cometas/ barbechaban la

tierra de allá arriba, y hacían llover para regar nuestra/ seca carne

mientras los arcoíris peinaban las nubes: su chasca/ de espuma.

El tiempo pasado fue mejor, musitaba la larva rumbo/ a ser

mariposa debajo del tronco herido.
Hubo esquinas plagadas de fuego por las noches para/

puro celebrar la trawunión de amigos y qué más da.

También hubo diamantes que colgábamos en el/ pecho para no extraviarnos en el río de plata mientras nadábamos/ precoces en el

paraíso depredado

¡Ya poh Lefiman, pégate la cachá! Engulle esta/ plegaria,

enjuágate la sonrisa y los ojos para ver nuevamente/ lo que falta por

construir…


DANIELA CATRILEO (1987)

TAÑI PIWKE

tañi piwke piwke piwke

después de veinte años supe que mi corazón latía con otro nombre

me fue negado
el sonido de su voz

hasta que desperté en su palpitar
de trueno

tañi piwke tañi piwke

piwke piwke.


QUISE ADENTRARME EN EL BOSQUE

comer algunas moras
estirar las piernas en soledad

Saco algunas fotografías:

un escarabajo intenta subir una hoja al nido de un ave

un zorro contempla el vuelo de unas libélulas

la huella de un perdigón incrustada en el tronco de un roble.


ELIANA PULQUILLANCA (1963)

ES MI PALABRA

Mis palabras son simples, no llevan serpentinas.

Mis poemas son réplicas de un pueblo valiente, mi palabra es camino pedregoso.

Yo canto el dolor de los árboles cortados.

Mi canto florece como foye,
es agua que fluye del Lafkenche.

Mi palabra es sol, es lluvia, tormenta es sendero de invierno.
Es tierra… simplemente.

Mi palabra es surco,
es semilla que se para en el cemento, es trueno que hiere al racista,
es lágrima que se une al Bío-Bío.

Yo hablo de la lucha,
de la fuerza,
de la rabia retenida,
de la paciencia colmada.

Me duelen los golpes que en Lumaco azotan el rostro de mis hermanos.
Es mi sangre la que brota.

En Traiguén los abuelos bosques,
han sido reemplazados por pinos y eucaliptus, que secan el agua, enferman la tierra.

En Lleu-Lleu los espacios a recuperar, los azota la furia policial


RUKA

Tüfamu purangi pañilwe
tremkey ta trome/ tremey, nüwfünpürakey
ñamku reke kintuyawul-lu ñi ilo
fachi trufür lemuntu mew
türpu llükalenon ka petu múñawülün epew tañi pu mellfü mew llenga
Tüfamu nga ellkanietañi püllü ngachi kallfü chüngkür fey pengen ngey nga waria ñi kashü lelfün.
ka wüño zañewtuy nga pu choyke
wüñotuy nga pangi tañi trokiñ mew.
llengi taiñ pu püñeñ.
Santiaw Chile
rumel nga mülepemum ta pu mapuche.

Kuyfi mew nga ayelefuy ta mapucho
fey ruka kay küme anülefuy tañi inapüle.


RUKA

Aquí en medio de los fierros crece la totora.

crece, se empina
cual águila buscando su carne
en este bosque de polvo
sin miedo y con epew en los labios.

Aquí el círculo azul guarda su espíritu y se aprecia la planicie gris de la ciudad. Los choike vuelven a anidar
el Pangue a su manada
nacen nuestros hijos.

Santiago de Chile
habitado por mapuches desde siempre.

Antiguamente el mapocho sonreía y la ruka descansaba en sus orillas.


LORENZO AILLAPÁN (1940)

EL ZORZAL (WIIKLKAWÜN)

De todas las melodías y canciones de la tierra capto/ sus esencias

Con gran deseo llevo sabor alegre a la gente que vive

Hace diez mil años que circundo este canto magistral.

Canto en la estación de las flores que comienza/
en Primavera

En la frondosa orilla de los lagos del Maule al Sur

Resalta mi canto en el campo montañoso.
¡With will ki ki with will ki ki tañi üy
with will ki ki with will ki ki tañi üy!

Es la música y su lenguaje de mi bendita canción

Con notas melódicas surgen compases muy variados

Al canto y la danza sencilla, invita el director/

de orquesta A los seres nuevos a las guaguas les silbo:

La guagua se amamanta al compás del silbido

La guagua toma leche al compás del silbido.

¡Wit Will Whill ki ki tañi üy!
La guagua toma leche al compás del silbido

¡Wit Will Whill ki ki tañi üy!

Cantando digo: Vida, Alegría, Amor
Entre canciones y bailes por el aire a los oídos

Saludo así a los que cuidan a sus niños
A los que están vivos, gracias a la madre naturaleza.

Chülle mapu, paraíso terrenal de Cordillera a Mar

De Norte a Sur rejuvenece al volver la espiritualidad

¡With will ki ki pürüy ta ti püñeñ
With will ki ki ülkantuy ta ti püñeñ!


 

EL QUELTEHUE (EL GUARDIÁN AVISADOR)

Escucha y entrega los mensajes y parabienes

Bendito pájaro elegido de la comarca
de ojos rojos que al parecer nunca duermen
y se mimetiza en el lugar donde anida hasta que salen/

los polluelos de sus tres y cuatro huevos lunareados de/

colores pastos. Es el que canta desde que nace hasta que muere:

¡Trültriu PÜLTRÜ Kütrau che ta ti Triltriu Triraley Trilaley!

Es un hombre que viene con su sexo colgando
Es una mujer y camina de otra manera
Tiene cuatro patas, puede ser un perro o un zorro

Y en el tiempo de celo… canta y baila

Es el Queltehue que va romanceando el aire:

SOY EL GRAN ESPÍRITU DE LA/

FECUNDIDAD UNIVERSAL

¡Trültripe Trültripe trewa tati trewa

trültripe trültripe meli namun kulliñ!

Buen tiempo, buenas siembras, Buenas Cosechas

Corean largos cantos a manera de Oración

Siempre curiosos de lo que sucede en todas partes

Alados guardianes de nuestra tierra
que nos alertan de cualquier peligro.
Orador incansable de la madre tierra:

¡Trüliliu Trüliliu Trüliliu Trüliliu

Triliu Triliu Trilui Trilui!


ELICURA CHIHUAILAF (1952)

RUEGO EN LAS PAREDES ROCOSAS DEL CIELO
(poema a la manera del canto de las machi)

Estas son las palabras rituales dicen las Machi

Sí, ustedes ya las conocen: Jefes, Ancianos y Jóvenes

de la Tierra de Arriba Ustedes, habitantes del volcán

amaneciendo
y Machi antiguos que oyen

nuestros ruegos
Aquí está el hombre enfermo:

respira
No lo dejen solo ahora

que le hemos traído

hierbas medicinales
y, en nuestros cántaros, el agua

cristalina del alba
¡Ven! Tenemos en nuestras almas

la vida de los ríos que suben

para el Oriente
Bebe. Pero ay Genechen
solo tú harás que ella refresque

Por eso también a ti te hablamos

viento maligno
¿Qué bostezo tan profundamente

ladino y oscuro eres

que vagas en el crepúsculo del día?

A ti te hablamos fuego resucitado

que mientes y escondes

tu verdadero rostro
¡Ya!, ándate y quiebra la vara

con que golpeas a nuestro hijo:

En los pulmones, en la sangre

el corazón
Fuerza maligna que acechas

en visión engañosa
como un zorro más, como cualquier

guairao, como cabezas volando

como quilas floridas que

nos anuncian las penas
En la fragancia de nuestros

remedios ándate, dicen las Machi

tú que como un mal sueño estás

en el anochecer ¡suelta!, quita tu oscuridad

mira que Azul es la luz

de la mañana Y tú, levántate hijo

Se repiten los ruegos
en las paredes rocosas del cielo

y los guerreros despiertan
y vienen, ya vienen
¡Oo!, como pececillos brillando

desde la Tierra de Arriba
ya vienen, los transparentes

y altos cóndores del sol.


JUAN WENUAN (1977)

TROTE POR AVENIDA ZUNGÚN

El pulmón trabaja al sentir el pie sobre la tierra.

Varias, repetidas veces inhalas la mezcla de aire y sol./

Corres:

huele a cerezas entre las plumas de un choroy/
que pasa

un cardumen de endorfinas chapotea en los glóbulos

(la angustia pasea lejos de la jaula del cerebro)

y tienes la respiración confiada como Enkidu
al despertar junto al río.
Mucho tiene que ver el mito con agitar las piernas:

El sudor paga el tributo a la envidia de los dioses/

y al amor

(Vamos, es un lindo día

para hacer castillos en la arena troyana).

Varias, repetidas veces inhalas la mezcla de aire y sol./

Corres:

y a tu paso el lunar de una falda cayó en la acera

(kilómetro 5,

pulso de 120)

y en él ves noches de exceso
la amnesia remando con el viento del amanecer/

a favor.

Entre huella y zancada, años, escritura:

Estira brazos, mueve el cuello, crujen las rodillas ¿no? y te sientes bello como jaguar que lame sus manchas.

El pulmón trabaja al sentir el pie sobre la tierra.

Vas corriendo por avenida Zugún, Sur de Fantasía.


 

LA CASA DE TU PADRE

La casa de tu padre fue la corriente, Wenuan,/
la maniobra

entre los icebergs del afecto, la fuga perenne como/
un ojo

que ve las cadenas de la siembra.
Tú heredaste esa renuncia
tú defiendes ese hogar a la intemperie.
A otros los parlamentos de la sangre.
Deja a los hábiles el reclutamiento de las voces

estribillo de un lenguaje abrumador, abrumador Lenguaje

rebajado a estribillo en su boca.
No eres recluta del hermano que junta tierras/

en su bolsillo. No te cuenten, no te sumen en esos coros.

Un Hindenburg se posa en tus notas y siempre estalla

como ejemplo o advertencia irónica.
Un Nautilus te fondea más allá del barrial y la erosión

de la palabra. Crece nuevamente en un lugar apartado

como el niño que cambia de colegio y aprende

a (des)confiar del nuevo mundo.
La casa de tu padre fue la corriente
Porque tu padre nada quiso salvo un caballo

para recorrer la tierra que de él nunca sería.


MARÍA TERESA PANCHILLO (1958)

WE KVYEN

Cumleay cey ga pukem tvfa

wefpatuy we kvyen
kvpalnielay mawvh
Guitza navpay antv puel mapu ple

Abril kvyeh mew

petu mvleymi am xipawe antv mapu.


LUNA NUEVA

Otra vez la luna nueva no trae lluvia

¿Cómo va a ser este invierno?
Y abril llega por el oriente
Con un sol amarillo.

Aún ERES… xipawe antv en la tierra.


METAWE

Rav ke metawe
epu picike metawe pewman
wefpanko ko mapu mew
vgelkeci wefkvlepay mapumew

gewenole ga Kvb Kvb menokontu mew

afle ga wixun ko
cew cey ga ñi mvleal
ga ñi picike TVWIH MABEH?


CÁNTAROS

Cántaros de gredas
Dos cántaros de mis sueños.
Aguas del vertiente
Vertientes en resistencias
Sin helechos los pajonales
Sin agua los esteros
¿dónde habitarán mis TVWUN MABEH?


CRISTIAN CAYUPAN (1985)

LOS HOMBRES SON ATUENDOS DE ANTIGUOS DIOSES

Las sombras que son empujadas a la tierra

con esa bestialidad que desconocemos
no son presagio de otra creación
sino auspicio de nuestra propia existencia

¿Quién dejamos de ser cuando nacemos

alumbrando esa mano misteriosa?

Los dioses por su parte escondieron sus sombras
en piedras inamovibles
El que logra cambiar de sitio la roca materna

encuentra también los secretos de esa especie
Pero los dioses se extinguieron al emerger los hombres

depositando a sus deidades en tumbas de barro

Surgió entonces la palabra escrita

junto al texto del fruto prohibido
El miedo a las serpientes se desarrolló en la/

memoria remota

en la primera letra del árbol genealógico

por eso hoy el hombre busca algo que jamás
ha perdido sino lo que le han hecho creer que alguna/

vezsorteó.


NO ESTOY AQUÍ TODAVÍA

Soy una palabra herida
carente de idioma y espacio
Una palabra indecible
sin diccionario
ni terruño
Una palabra
que no encontró grupo humano

para ser pronunciada
ni fue sospechada por boca alguna

En qué época dejamos de ser vegetal

para encarnarnos en la palabra

materia y espíritu
desnudos, dóciles, humanos.


 

MARÍA INÉS HUENUÑIR HUENULLÁN (1968)

ROSTRO MORENO

Recuerdo, el rostro moreno,
de mi querida abuelita,
el tiempo lo fue quebrantando,

encadenado a sus trenzas.

Ella pincelaba la tierra,

con sus agotados pasitos,

la mirada se la iba,
de sus ojitos caídos.

Con su canasto bajo el brazo,

¡no se cansó de sembrar!
y sus puñitos arrugados,
me llaman a cosechar.

Tomada firme del campo,

eterno, haré su telar,
para que el tiempo, sea el dueño,

de honrar su dignidad.


KURÜ ANGE

ngoimalayafin ti kurü az

tañi chuchuem ñi ange

pañushkülekefui
rangintu chapetun mu

trekalekefui lelfün mew

retrütulekefui

epe trawmalefui
ürkütulekefui tañi nge

tukukefui ketran
apolekefui ñi chiwe
metatu yienekefui tañi chemkün

mütrümkefuenew

tañi keyumeafel
trekalean lelfvün mew

ñimituan tañi witral

femgechi ta ngoimalayan

ñi chuchuem tañi mongen


RAYEN KVYEN (1940)

TREUKIL

Abro las páginas
del espíritu ancestral de los tiempos.
Aquí están las cuatro fuerzas de los vientos

abriendo los espacios en el rewe sagrado.
Allí está Genechen y los ancianos lonko.
Se despliegan las alas del cóndor
en las aguas transparentes de los ríos
en el verde del pewen
caminando Los Andes
llevando su mensaje libertario
a nuestra ñuke mapu.
Se rompe el silencio
en los barrotes muros…
La huelga de hambre
cabalga por las venas
de los prisioneros políticos mapuche.
Vuelan en círculos los treiles
Llevando su mensaje de muerte.
TREUKIL TREUKIL TREUKIL TREUKIL

Las balas disparadas a mansalva
acribillan su cuerpo.
Esperen, esperen grita Andrea Neculpan.

Tienen que pagar el crimen del werken Wenewen sigue luchando.
La huelga de hambre cabalga por las venas
de los prisioneros políticos mapuche.

El rewe en silencio
espera la ofrenda del machi.
Mari chi weu, mari chi weu, mari chi weu, mari chi weu
cantan los treiles.


ECLIPSE

La luna radiante
vestida de estrellas
majestuosa se acerca a los andes.

empujada por vientos astrales.
lluvias de estrellas
besan la tierra.
el sol llama a las nubes
sintiéndola cerca.
sigilosa… radiante
rodeada de estrellas
impregnada de amores
de tantas noches insomnes
sigilosa se acerca la luna
lluvias de estrellas
limpian los cielos
atravesando las nubes.
azules cometas abren el espacio infinito

ante tanta amante belleza
el sol pliega sus alas.
la luna le abraza
en un infinito parto de amor.


FAUMELISA MANQUEPILLÁN (1960)

EL PURRUN

Todas íbamos descalzas
danzando bajo el cielo azul.
En la trutruka se oía
la voz de los espíritus.
Las pifilkas
con canto de golondrinas
nos conducían al baile ceremonial.

Todas purrukábamos todas.

La Juana con el hualle purrukaba

Aylen con el canelo
con el lingue Susana
con el laurel la Herminia

con el ulmo purrukaba Millary

Fresia con el pellín
Rayen con avellano purrukaba

María con arrayán

con ramo de lahuen la Celestina purrukaba

Todas, todas.

Rogábamos por buena cosecha por salud por miel y buena familia

por kuyin purrukábamos

allá el nguillatun.
Descalzas todas
con ykilla y cintas de colores.

Plata en nuestros pechos
y en nuestras cabezas trarilongkos.

Todas danzábamos a Wenumapu.

Todas, todas.


 

EL VIAJE

Desde que partiste, ya hace dos años

te he buscado en todas formas.

Dormida o despierta.
Te he visto dentro de los ojos

de la Linda Noche (yegua)
Te he buscado entre los pliegues de los amaneceres

cuando se desvanece la noche y se mezclan luces/

y sombras.

He viajado entre mis sueños
en caminos tumbas.
Te he tomado de la mano,
te he abrazado diciéndote que te fuiste tan lejos.

Tanto he llorado, tanto.

Muchas veces te he visto
reencarnada entre los gatos,
Las flores también te son un perfecto camuflaje.

En cada tiempo,
en cada instante/ te haces presente
y me aferro a tu mirada en mi memoria.


TUWUN

Hoy por la mañana caminando
Por la calle de mi lof, torturaste mi rostro con las/

tanquetas de tu odio.

Me miraste por el túnel mortal de tu metralleta.

Me mataste en tu imaginario.
Sabes que mi cuerpo mapuche,
que mi espíritu mapuche
desde mi tuwun reclama la tierra donde está la raíz

de la fuerza que me hace eterna.

Sígueme odiando,
mátame mil veces con tus miradas asesinas

Que yo me levanto de mis muertes vestida con/

mi txarilongko

mi kupalme y mi txariwe…
y resucito como tu Cristo… (que también mataste)

brillante y poderosa para exigirte entre un/

marrichiwew

la tierra que usurpaste.


 

LEONEL LIENLAF (1969)

SOÑE_ANDO

Y cómo fue preguntas en miradas
y yo te sueño y cuento
que vagaba a orillas de un gran río detenido

cuando una nube negra
se posó como un pájaro sobre el horizonte
de pronto algo se quebró bajo mis pies
y el mar nació con furia en mis recuerdos.

Luego pareció que el mundo fuese mudo

Hambre Frío Calor
costras que se pegan a la espalda
culebras azules se amarraban a mi cintura

lenguas de fuego bailaban a mi alrededor
de pronto sopló un viento luminoso
estaba sentado sobre un banco de piedra blanca

y el fuego estaba allí, mirándome.


WE TRIPANTU

Kuifitulen ta leufü,

nepelkeinmew tachi liwen,

wünotualu antü
kiñe trekan achawüll tuwalu –

pikey pu che
wuñoalu antü, wuñoalu antü

ülkantunmu nagpay trayen

Trayen ñi ülmew
allkütukefi-in ñi füchake-cheyem ñi ñütram.

Feyengün ñi Púlli nepelpake-inmew fachi warriamew.

Mongelei petu – wetripantu akuy
mongelein petu!
wirarümekein fachi wariamew

Kachill kütral tayül-tumekey machi,

ko-reke füch kullmaenew ñí piuke,

rehuemew foye lelituenew.
kuifike che ñi pülli

pürupürungey wente Kütral.

Nepemüm nepemüm wirarümekey chucao trayenmew.

Küpaley wün, Küpaley wün

wirarünmu miawi walfemew tregül.

Trayenmew witrukoumeayu papai

ngenko liftuay iñ wedake pewma.


WE TRIPANTU

Hace años,
que el canto del río nos despierta
en este amanecer
y vuelve el sol
con sus pasos de gallo sobre los cerros.

Sobre el rocío del canelo mis antepasados vuelven

y a orillas del fogón
la machi escucha

el murmullo del viento sobre el rewe

Despierten, despierten
grita el chucao desde la vertiente.
el amanecer —el amanecer
anuncian los treiles en el valle
ya es hora de cantar junto al agua papay.

Ngenko nos limpiará de los malos sueños.


CRISTIAN ANTILLANCA (1974)

WANGLEN Y EL CANTO DE LAS FLORES (EXTRACTO)

Lituche, Lituche amó y ama a una estrella y la busca

encorvado por la orilla del mar, dicen riéndose de ti

que lloras, los espíritus rabiosos del minche mapu.

Miré el mar

mi propio mar y eran las olas como animales

matándose contra la roca

Una por una las fui mirando a todas

ninguna es ella pensé
Desarbolado
me tendí en la playa y dormí

En el sueño yo era también una estrella
girábamos y bailábamos
y todos los seres nos veían brillar

Cantaba una gota
la única habitante
que prendía las luces de una caverna

que ya nadie podía encontrar

La gran gaviota del universo abría sus alas
y se creaban nuevos mundos donde gritaban hasta las piedras

Despiértate
Despiértate
y asusta a los ladrones del mar
que los espíritus de las piedras te oigan

Que abran sus ojos de reloj
los pájaros que se aman
y que se amen en los acantilados

Despierta mi corazón
Que la luna llene con su luz
esta casa prestada
Que se prenda el fuego
que le falta a esta oscuridad
que me persigue
Sé la estrella que quema de luz
el vacío en que te busco ciego
Despierta las vertientes
que canten tu saliva que busca mi
saliva
Cuando me sumerja
grita
Cuando aparezca
grita
Que las flores se abran y revienten
que saquen sus lenguas
que sorban el agridulce
de los pájaros acostumbrados a la noche

Por el mar y por amar
subían los ahogados
los desaparecidos
Como cardúmenes de peces como bandadas de cisnes
llenos sus vientres de noctilucas Mar adentro

sus alas se abrían al infinito
y volaban
como dioses del aire
De su lenguaje de plumas blancas solo puede decir

pu piupiu
pu piupiu
tañi piwke mew müpuygün

los cisnes
los cisnes
han volado de mi corazón.


JAIME HUENÚN (1967)

CEREMONIA DEL AMOR

Los árboles anoche amáronse indios: mañío e ulmo,/

pellín

e hualle, tineo e lingue nudo a nudo amáronse

amantísimos, peumos
bronceáronse cortezas, coigües mucho

besáronse raíces e barbas e renuevos, hasta el/

amor despertar

de las aves ya arrulladas
por las plumas de sus propios/ mesmos amores/

trinantes.

Mesmamente los mugrones huincas
entierráronse amantes, e las aguas
cholas abrieron sus vertientes alumbrando, a sorbos

nombrándose, a solas diciéndose: aguas buenas, aguas

lindas, ay pero violadas somos aguas Rahue,

plorosas Pilmaiquén, floridas e parteras e aún felices

las arroyos que atraviesan como liebres
los montes e los cerros.

E torcazos el mesmo amor pronto ayuntáronse,

los Inallao manantiales
verdes, las Huaiquipán bravías
mieles, los Llanquilef veloces

ojos, los Relequeo pechos

zorzales, las Huilitraro quillay
pelos tordos, los Paillamanque raulíes nuevos.

Huilliche amor, anoche amaron más
a plena chola arboladura, a granado
cielo indio perpetuo
amáronse, amontañados
como aguas potras e como anchimallén encendidos,/

al alba

oloroso amáronse,
endulzándose el germen lo mesmo

que vasijas repletas de muday.


ENTIERROS

Aura de las Aguas, Elías Huenún,
Ezequiel enterrado en los llanos de Osorno.

Todos mis parientes aferrados a las llamas,

bruñidos por el oro de las hechicerías.
Te diré, hijo mío, que soñé con Herminda.

Venía ella a buscarme vestida como novia.

Vamos, me decía, allá donde yo vivo,
todo es tan bonito y no me falta nada.

Después se me allegaron unos niños oscuros,

la cara me escupieron entre sueño y vigilia.
Un tiuque hizo su nido en el techo de alerce,

mi nieta lo espantó con agua y sal batida.
Aura de las Aguas, Elías Huenún,
acérquense a la tierra que arde por las noches,

al pozo, al gallinero, a los blancos manzanos,

al ruido de cadenas chocando en los cimientos.

Mi casa levantada sobre el oro y la plata,
mi casa construida sobre fuego y miseria,

mi casa iluminada por caballos fantasmas,

mi casa abrió su puerta a la muerte y al alba.

Ahora es Francisca Huenún la que yace

mirándome entre flores y cirios encendidos.

Afuera los parientes caminan y se pasan

de mano en mano el vino, la carne, las palabras.

La madre de mi huerto se va con la mañana.
La siguen los cerezos, los sauces, las campanas.

La madre de mis sueños, pequeña y enterrada,

me deja como herencia su sombra fatigada.

Te diré, hijo mío, que he visto sabandijas
bajando de mi cama apenas raya el día.
Por eso me hago cruces de fuego y de ceniza
y santiguo mi frente con agua y sal bendita. Aura de/

las Aguas, Elías

Huenún,
Catalina, Zulema, Carlos, Margarita,
todos mis hermanos nombrados noche a noche

en la tierra y el eco de montañas perdidas.


JAVIER MILANCA (1970)

ROGATIVA PARA QUE BAJEMOS A JESÚS

Mejor bajamos a ese Jesús, lo desclavamos

y lo dejamos descansar.
Lo acurrucamos en nuestro bosque
o cerquita del fuego para que escuche

en silencio nuestras profecías.

Su Padre lo abandonó
y los suyos ya no practican lo que rezan.

Mejor le decimos a Jesús que se venga con nosotros

¡Que se venga!
Que nuestro Rewe no tiene clavos.
Que se saque esa corona de espinas y se ponga un/

trarilonko de Foye.

Que se venga con nosotros,
aquí no explotamos al hombre por el hombre
aquí no destripamos la tierra.
Eso sí,
que no se venga a cachiporrear con eso de caminar/

sobre las aguas, que aquí no estamos para trucos televisivos,

(además Kalfukura lo hizo en el Nawel Wapi

con menos aspavientos).
Mejor que se moje sus canillas de Wilke
y ayude al río a pulir las piedras.

Que no multiplique los panes,
pues igual nos alcanzará.
Que no multiplique los peces,
pues sabemos pescarlos con nuestras manos.

Ahora, si convierte el agua en vino,

no nos vamos a enojar
Porque no es cosa de andar despreciando milagros,/

así como así.

No siga llorando con los brazos en cruz,

que acá también sabemos de calvarios.

Vente, Jesús y pelea con nosotros.
Que ya no nos quedan mejillas que colocar.

Vente, Jesús y resucita.

Así como nosotros hemos resucitado.

Mejor bajemos a Jesús y que su sangre no nos/
siga culpando.

Vente, Peñi Jesús, ahora que muchos están en la cárcel.

¡Mari mari, Jesús!
Ahora y en la hora de todas nuestras muertes,
(No diga amén, diga Marichiwew).


ROXANA MIRANDA RUPAILAF (1982)

Se cumple la profecía
y derramo la tinta por los ojos.

Escribo sin aliento
distrayéndome
en las vacas que atraviesan este puente,

en donde ya no se oyen mugidos,
sino gritos,
de una lanza clavada en la costilla
que señala con sangre
las muertes
que seguirme.

Escribo masacrándome, mostrando,
abriendo llagas en que llorar

y golpear en tantos pechos.

Plegaria en los murmullos.

Escribo con velas en los ojos.


 

REPITO ESTE MI REZO

por si vienes.
Aquí, frente a las olas
me arrodillo.
Invoco tus cabellos
anudados por la sal.
Espero a que aparezcas
en la tercera ola niño-pez.
Que me trague el mar.
Que me lleven desnuda por la espuma.

Y allí, donde entre piedra venga arena.

Espero me ilumines en la tercera ola.

Ya sabes que son tres los arco iris

derramados en el aire.
Ya sabes que me duermo entre las rocas

esperando a que aparezcas.
Repito este mi rezo
hasta que vengas.
Envuelto en esas algas que te crecen

desde el sueño a la tristeza


BERNARDO COLIPAN (1966)

ARCO DE NGUILLATÚN

Las bandurrias vuelan en bandada.

Bajo las piedras algunos insectos corren perseguidos por otros.

Harina tostada y muday

ardiendo en el fuego sagrado.
De rodillas esperamos la salida del sol.

Con el rocío las oraciones ascienden

hacia la «Tierra de Arriba».
La tierra vuelve a ser jardín
poblado por antiguos pasos
Una página en blanco

una vasija en donde cabe todo

un puñado de semillas en un instante.

El fin de mi aliento es
el comienzo de otro.
Nuevamente la palabra traduce

la reunión de las cosas.


 

CUANDO DE VIAJE, HIJA, SALGAS AL MAR

Cuando de viaje, hija, salgas al mar.

ten siempre en tu corazón a Wenteyao.

Llegar hasta allí es tu destino.

A Kanillo, kalkus y anchimallenes no temas.

Tales espíritus nunca hallarás
si tu alma no los pone en tu camino.

Deseo, Alen, que el camino sea largo.

Detente en Pucatrihue, Choroy

Traiguen.

Recolecta como tus antiguos rulamas

lunfo y sobre todo algas

todo tipo de algas.

Con la shumpall de Caleta Manzano

comparte los dulces cantos de tu madre.

Pero no apures tu viaje en absoluto

mejor es que muchos ríos cruces.

Deseo, hija, que no manquee tu caballo.

Detén tu viaje en los catrihues.
Detrás de un cielo azul te hablarán en voz baja.

Y si pobre encuentras la isla
el viejo no te ha engañado
hermosa, como has llegado a ella, sabrás

del lugar

donde los pájaros van
a nacer con los ojos cerrados.

A Kavafis, en la memoria


GRACIELA HUINAO (1956)

LOS GANSOS DICEN ADIÓS

A mi abuelo Adolfo Huinao

En los ojos de mi abuelo Williche

navegaba el miedo.
Tan solo al morir
apagó ese brillo tímido.

Lo que la naturaleza no pudo apagar en mi memoria
el color de archipiélago agarrado en su rostro.

Abuelo, para serte fiel

no recuerdo el día exacto.

Solo veo a los gansos abriendo y cerrando
sus alas por la pampa.

Mi corto andar abuelo no entendió
el origen de tus palabras.

Anciano como eras

me alzaste del suelo
y de tu boca nació la muerte

desembarcando en tu playa.
Tu padre y tu hermano

remaron al sacrificio.
Mientras su madre y mi abuelo

alcanzaron la orilla del hambre.

No hubo eco en la montaña fueron

tan calladas tus palabras.

Pero mi niñez asustada

se acurrucó al alero de tus años.

Abracé la pena de tus ojos
y juntos miramos la pampa:

una isla con sus gansos

en los ojos de mi abuelo se quedó

en la última mirada.
Abuelo, hoy sé
nunca fuiste Williche

tu origen Chono o Kawaskar

no subió al bote
el día que robaron tu tierra
y tu raíz.

Ahora entiendo
la pena de tus ojos.
De tu origen navegando

en el gran cementerio

del Pacífico Sur.


 

NGUILLATUN EN LA COSTA

Para poner tranca a la miseria

cada cierto tiempo
los williche
desclavan de sus rucas las penas.

Se descuelgan de la historia

y a Pucatriwe llegan
espantando con el Nguillatún
al maligno espíritu del hambre
que va en estampida por la cordillera.

Los williche y el mar
en vigilia
comulgan tiempos de miseria.


LILIANA ANCALAO (1961)

CASOS DE PEWMA

no me tocan los pewma

venidos de la tierra
es que no soy correspondida

porque vivo en la ciudad

ni corazones que palpitan

tirados en la arena
ni choikes de plumas azules

solo merezco laberintos mapas
calles sin nombre
y miedo de no llegar a tiempo

como esa vez que iba a viajar

y el pewma me encerró
en una esquina sin salida
fue su modo de avisar

que no me aleje

le hice caso
y me quedé
rondando el mundo
que latía en el vientre de mi hija

y entonces pude estar
presente
cuando se abrió la puerta del asombro y fui testigo
plena
de ese niño de los minutos nuevos
de los recién nacidos padres

Desiderio
alojado en mi casa de pueblera se sueña
en el campo
anda sereno a caballo

aparta unos novillos muy cerca del río

pero también
me cuenta de este sueño:

—un gato me atacó
se me prendió con las uñas al estómago

y lo agarré con fuerza
lo desprendí
y lo tiré
bien lejos—

pienso que el pewma le avisa de peleas

y le digo señalando
el tejido circular que colgué del cielo raso

—papá
¿ves? este es un atrapasueños de la gente cherokee

una red que no deja pasar los malos sueños—

—pero a este no lo atrapó! siguió de largo! —me dice mientras señala el piso

—igual
crucé las alpargatas

para que no se cumpla.


 

KIÑEKE PEWMA

nielan pu pewma
amulechi mapu mew
tüfachi pewmangelay iñche mew

mongeli waria mew

pewmalan pu piuke winüngküleyngün

trananakümküleyngün kuyüm mew

kam pu choique kallfükepichun mew

mañumtufalin pulaberinto müten pu mapa/

pu rüpüwaria ngeno üy llükan iñche ñi trenlan
kiñe rupa iñche nampülkali

ka kiñe pewma nürüftükuenew ngüñun rüpüwaria mew
ngeno tripan
kimelenew ñi kamapukünulan

zuamkünufuiñ
mülekafun
wallotiyawüam kom mapu
wütalu iñche ñi püñeñ ñi putra mew

fey mew pepi mülen
feichi wülngiñ afmatuam nülawfuy apon testikungefun
feichi moyolpüñeñ mew
we müchaike mew
wekelleglu ñi epu tren mew

Desiderio
umañmalu ñi wariaruka mew pewmawi
wechimapu mew
kawelltuy
kümezuamküley

püntülenew engün pu nofillo inafel leufü mew
welu kay nütramenew tüfachi pewma mew:

-kiñe ñarki lefkontuenew
nüwfuy pu wili mew ñi putra mew

nüfiñ newentu püntünentufiñ ütrüfiñ
müte kamapu-

rakizuamn tufachi pewma kimeleyew kewan mew

pifiñ zichoyum
kiñe chingküz züwen pültrükünuley
wenuruka mew

-chau
¿pefimi? tüfachi lefnüpewmangey cherokeeche mew
kiñe ñeweñ rupafemlafi wezañmakepewma-

-welu tufachi mew lefnülafi

rupafemüy- pienew zichoyum rakash ruka mew

-trürkechi

kruszewman epu alpargata mew

femngekile.


VIVIANA AYILEF(1981)

PO(LI)ÉTICA

Escribo
en el ojo abierto de la tormenta

ese que mira y ciega
ese que marca,
que cuando pestañea
respira el mundo
nacen las flores
trinan los pájaros del día
Pero yo escribo en este hueco

en un tembladeral escribo

donde ya ni una gota
ni el polvo de hada
ni el canto de griegas sirenas

podrán jamás perder a nadie.

Porque yo escribo donde nadie

cuando se fueron todos
desde el ruido en la sombra

contra el trueno y la niebla

como si nunca


 

NO NACERÉ ALOSCURO

No aclamarán tambores mi presencia. Ni habrá discursos patrios ya.

No vengo a ver vivir, ni a financiar mi muerte.

Vine a surgir sin brisa que me empuje sin bronces que me auspicien.

Sabía del silencio y la impostura,
he conocido del corazón gimiente. Compondré mis canciones en sus jardines

de otoño,

con sangre
y sello propio.

Y después:
luz desde agónicos ríos,
aguas de lluvia urgente que beber,

golpes de corazón pujando al tiempo

bailes —paganos bailes que molesten—

No gustarán sus aires mi respiro.

Ni segarán la tierra.
Ni dormirán en paz.
Ni calmarán su sed

de siglos.

Saludaré la luna y el invierno.

Comeré de los soles sus sentidos.

Nunca pedí permiso.

Los vastos territorios son el fuego

en que me quemo/
en que renazco
y no hay espera.

 

 

admin

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