Por Vladimir Rivera
I
El 31 de mayo de 2019 el tren que une Talca con Constitución desapareció por un día. Nadie en Corinto, séptima región, en el Chile profundo, lo pudo ver y los pasajeros se quedaron horas esperando. En el tren iban siete personas, entre ellos Antonia Lizama, quien años atrás había escrito un post contra Leandro Bermudez, este último de Constitución, pero que se había cambiado de casa en casa hace mucho tiempo. El post decía: «Bien desaparecido está el perro». El perro a quien refería Antonia era el padre de Leandro, un tal José Bermudez. Conan Doyle escribiría esta misma historia años ha, donde un tren desaparece. Fogwill, en el «Tren perdido de la medianoche» se imagina a soldados de la guerra que regresan en un tren fantasma. En Noche y Niebla, Alain Resnais mostraría los rieles que usaron los Nazis en Auschwitz. Los rieles son los mudos testigos del tren que exterminará a miles de seres humanos. En Mitre y Belgrano, el año 1977 desaparecieron 121 ferroviarios, los subían a trenes y no se les volvía a ver nunca más. En los Andes, alguien tuvo el sueño de construir un tren inca que uniría la Perú, Bolivia y Chile. En Sewell bajaban el mineral y los muertos en trenes. Los trenes de noche siempre traen algún muerto, pero este tren en particular había desaparecido de día.
Los túneles cuánticos tunelean la realidad. Es decir, hay ciertas ondas cuánticas que podrían, de pronto, intervenir. Fray Andresito era capaz de tunelear la realidad y podía cruzar las barreras del espacio tiempo. Por eso fue canonizado. Los santos, de alguna manera, aprendieron el secreto de la realidad.
La prensa hizo eco de la desaparición del tren. Algunos dijeron que el tren había atravesado la barrera cuántica, otros, que fueron unos árboles caídos. Los menos, que esto en realidad había ocurrido en otra realidad, en un libro escrito ya. Lo que sí, menos cierto, es cuando el tren apareció al final del día.
Leandro Bermúdez escribiría en un post de Facebook, que a veces se imaginaba que el tren traería de regreso a los desaparecidos.
II
En su libro Historia alternativa inversa, Francisco Encina, historiador chileno, ofrece una visión clara sobre las familias fundantes en Chile, entre ellas la familia Larraín. Dice el historiador, y aquí lo parafraseamos, que los Larraín llegaron a Chile no solo con la intención de ascender en la escala social mediante matrimonios estratégicos y alianzas políticas, sino como portadores de un idealismo profundo, buscando establecer una sociedad más equitativa. Este deseo fue desviado por eventos alterados, resultando en la percepción de que su ascenso fue impulsado únicamente por la ambición y el cálculo político.
Encina sugiere que su fortuna se basó en innovaciones agrícolas y comerciales destinadas a mejorar las condiciones de vida en Chile. Las prácticas cuestionables atribuidas a la familia son vistas como el resultado de manipulaciones en la línea de tiempo, distorsionando sus verdaderas intenciones y acciones.
Encina propone que, originalmente, se esforzaron por democratizar el acceso al poder y la representación, trabajando incansablemente para disolver las barreras entre las élites y las clases populares.
Más adelante, Encina sugiere que la relación entre los Larraín y la Iglesia, aunque íntima, estaba originalmente orientada a reformar la institución desde dentro, promoviendo una fe más inclusiva y progresista. Las intervenciones en la línea temporal tergiversaron esta relación como un simple mecanismo de influencia y poder.
Finalmente, Encina propone que fueron pioneros en la lucha por la justicia social y la igualdad. La percepción de elitismo y desdén por las clases populares es, según esta interpretación, una distorsión deliberada de sus verdaderos valores y esfuerzos.
En su versión gótica, uno de ellos se transformaría en cazador de vampiros.
III
En Estados Unidos no creen en los santos. El crítico de cine y escritor argentino Ángel Faretta, decía que «la fantástica», o lo que entendemos por «la fantástica», depende del ethos con que se mire. Agrego: para un cristiano, la resurrección de Cristo es natural, pero para un anglo, raya en los sobrenatural. Para nosotros, como cultura latinoamericana, ver al diablo es parte de nuestro proceso de crecimiento, todos lo hemos visto alguna vez; lo mismo que no es anormal que tus muertos, de vez en cuando, te visiten. Eso es lo natural. « ¿Qué le pasa a su niño? Parece que le tiraron un mal. ¿Y usted sabe cómo sacarle eso? Una meica va a venir en la tarde». Acá, esta sería una conversación muy normal, pero que seguramente en New York considerarían sobrenatural.
Las mutaciones, en el contexto de la biología molecular, son cambios heredables en la secuencia de nucleótidos del adn de un organismo. Estos cambios pueden dar lugar a variaciones en la expresión génica que, a su vez, pueden producir nuevas características fenotípicas (citado de algunas fuentes que ya no recuerdo). Las mutaciones han conferido a los individuos capacidades que trascienden las explicaciones científicas convencionales, siendo estos individuos posteriormente venerados como santos.
Apartado uno. Telepatía.
Postulamos que mutaciones en regiones específicas del adn pueden resultar en la amplificación de capacidades neuronales, permitiendo a ciertos individuos, como San Francisco de Asís, comunicarse con especies no humanas o transmitir mensajes a través de grandes distancias sin el uso de medios convencionales. Este fenómeno puede ser explicado por una hiperconectividad de las redes neuronales, potenciada por una mutación que mejora la sinapsis.
Apartado dos: Sanaciones.
En figuras como San Martín de Porres, observamos reportes de curaciones milagrosas. Sugerimos que mutaciones en los genes responsables de la regulación del sistema inmunitario podrían haber otorgado habilidades de curación acelerada, tanto en el propio individuo como en aquellos a los que extendían su toque, mediante mecanismos de señalización bioquímica avanzada no presentes en la población general.
Apartado tres. Resistencia.
Santos como San Simeón el Estilita, quien permaneció años en una columna soportando extremas condiciones meteorológicas, podrían haber experimentado mutaciones que confieren una resistencia sobrehumana a la privación, el clima, y la fatiga. Estas mutaciones podrían afectar la regulación de genes involucrados en el metabolismo energético y la respuesta al estrés.
La evidencia de estas mutaciones proviene de análisis detallados de reliquias y escrituras antiguas, junto con reconstrucciones genéticas hipotéticas basadas en descripciones de las habilidades de estos santos. Experimentos recientes, realizados en entornos controlados que replican las condiciones descritas en las vidas de estos santos, han mostrado resultados preliminares que sugieren la posibilidad de replicar algunas de estas capacidades en sujetos con perfiles genéticos modificados.
IV
El realismo mágico ha sido una piedra angular en la literatura latinoamericana, el tótem, para muchos la única literatura original de estos lados. El realismo mágico ha impregnando la narrativa con una atmósfera donde lo maravilloso se entrelaza con la cotidianidad. Macondo, Comala son el emblema de ese mundo. Maggie Ann Bowers, en su libro Magic(al) Realism, ofrece un análisis exhaustivo sobre cómo esta corriente literaria desdibuja las líneas entre lo real y lo fantástico, permitiendo que lo sobrenatural sea percibido como parte del mundo natural. Los autores del realismo mágico, como Gabriel García Márquez y Juan Rulfo, utilizan estos elementos para realzar la percepción de la realidad, proponiendo una visión del mundo en la que lo extraordinario se manifiesta en el flujo de la vida diaria.
Por contraste, la ciencia ficción tradicionalmente se ha inclinado hacia la exploración de realidades alternativas a través del prisma de la ciencia y la tecnología. Esta distinción entre realismo mágico y ciencia ficción no es simplemente temática, sino que también refleja diferencias en el tratamiento del tiempo, el espacio y la plausibilidad dentro de la narrativa.
Entonces, podríamos decir, con ánimo de categorizar que la mezcla entre el realismo mágico y la ciencia ficción se podría llamar rural punk.
El rural punk entonces se convierte en un terreno fértil para la experimentación literaria, donde los autores pueden explorar temas de modernidad, postcolonialismo, dictadura y globalización desde una perspectiva ecléctica y política. Sobre todo política. Los relatos pueden incorporar tecnologías futuristas o distópicas, pero siempre arraigadas en la realidad sociocultural de América Latina, una región donde el pasado y el presente coexisten de maneras complejas y a menudo contradictorias.
En este contexto, los escritores de rural punk tejen historias donde los chamanes utilizan smartphones para realizar rituales antiguos, o donde las inteligencias artificiales se infunden con psiquiatras que pueden curar el alma mediante bluetooth. Estos narradores continúan la tradición de sus predecesores al cuestionar la naturaleza de la realidad, pero lo hacen a través de una lente que también cuestiona las implicaciones de la tecnología y la globalización en sus sociedades.
V
Amor criptoespiritual (paráfrasis a Byung-Chul Han usando ia)
En Latinoamérica lo único que nos queda es la resistencia espiritual.
En la era de la conexión perpetua, el amor encuentra su refugio en la inmutabilidad del blockchain. Como si los sentimientos se criptografiaran, el amor criptoespiritual se convierte en un archivo permanente del alma, desafiando la temporalidad del afecto.
Las almas, en su danza digital, trascienden las barreras del espacio físico. Los rituales y ceremonias, codificados en bloques de eternidad, forjan una intimidad que rebasa los límites de la materia. La espiritualidad, en su nueva morada digital, halla un camino hacia la inmortalidad.
En un mundo donde todo se expone, el amor criptoespiritual celebra el secreto. Los códigos y mensajes encriptados son los susurros de los amantes, donde cada frase cifrada es un pacto de fidelidad al misterio del otro.
Así como los árboles dejan sus anillos como testimonio del tiempo, el blockchain se convierte en el legado de amor eterno. Las promesas y momentos, eternizados en cadenas, ofrecen una herencia espiritual a las futuras generaciones, un testamento de amor inquebrantable.
El compromiso con la sostenibilidad y la justicia se entrelaza con el hilo dorado del afecto. El amor criptoespiritual es un acto subversivo, una rebelión contra la efimeridad del mundo moderno, uniendo a los amantes en una causa común por un futuro más justo.
Su amor, nacido en el éter digital y nutrido en el suelo fértil del blockchain, demuestra que la verdadera conexión desafía la distancia y el tiempo. En este nuevo templo del amor, encuentran un refugio para su pasión, un espacio donde lo sagrado y lo digital se funden.
La privacidad del amor es el único acto revolucionario en la era de transparencia.
El amor criptoespiritual no es una mera categoría de afecto, sino una evolución hacia una comprensión más profunda de la relación humana. Representa el amanecer de una era donde el amor, la tecnología y la espiritualidad se entrelazan, creando un tejido complejo de conexiones que redefine el significado de la intimidad.
A medida que nos adentramos en el laberinto digital del futuro, el amor criptoespiritual emerge como un faro, iluminando el camino hacia una nueva dimensión del ser. Es una invitación a explorar el infinito espacio de la conexión humana, una promesa de amor que trasciende las fronteras del mundo físico y digital.
VI
Un software salvaje que se alimenta de almas en penas; chasquis que memorizan el mundo antes que todo lo digital desaparezca, templos mayas que conectan con seres venidos de otra dimensión; vacas con profundas ventosas por donde convierten el metano en oxigeno mientras producen leche en las verdes praderas de Osorno; experimentos genéticos clandestinos en la Plaza Garibaldi; cazadores de adn en el Mato Grosso; El Caleuche a la deriva con miles de infectados de un virus creado en un laboratorio en Lima. La ciencia ficción que alguna vez imaginamos nunca llegó a Latinoamérica o si llegó fue made in Macondo.
VII
En Europa no te van a desaparecer chuchetumadre, nos va a vivir en zonas de sacrificio, allá no te van a matar por machismo, allá la policía no te saca los ojos con balines, allá si te pillan robando ni cagando vas a ser presidente de un país. Allá no justifican a los nazis, no señor, allá la cosa no es fácil, lo tienen todo, pero están solos.
Nunca tendremos la casa que soñamos. Nuestros hijos serán las hordas que en el norte van a despreciar.
Nosotros, por lo menos, tenemos a nuestros muertos.
VIII
Francisco Encina no pudo soportar la humillación a la cual fue sometido. Al escribir la historia de Chile tuvo que modificar ciertos párrafos. Al parecer estos habían ofendido a las élites de la época. Sobre los Larraín escribe: «Los Larraín eran una familia de hidalgos vascos que llegó a Chile en el siglo xvii. Rápidamente se integraron a la élite colonial y comenzaron a acumular una gran fortuna». (Encina, 1949, p. 123)
«Los Larraín no solo eran ricos, sino también poderosos. Ocupaban cargos públicos de gran importancia y tenían una gran influencia en la política chilena». (Encina, 1950, p. 234). Más adelante agrega: «Los Larraín eran una familia muy religiosa. Eran benefactores de la Iglesia católica y utilizaban su influencia para promover los intereses de la misma». (Encina, 1951, p. 345). Termina diciendo: «Los Larraín eran una familia elitista que despreciaba a las clases populares. Eran un obstáculo para el progreso social de Chile». (Encina, 1952, p. 456)
Hubo palabras y frases que debió modificar. Se vio obligado, presionado. Algunas anécdotas, pero esto no se sabe si es cierto, un hombre habría llegado arma en mano a a su casa y que no se iría sino reescribía el texto. Fue una noche larga esa, donde Encina debió elegir qué palabras quitar o modificar. En su historia de Chile también debió modificar palabras que habían afectado a familias fundacionales del Reino de Chile, como solía llamar él a la república.
Dice el historiador Gabriel Salazar: «Las presiones de la familia Larraín obligaron a Encina a suavizar su tono y a eliminar algunas de las críticas más duras que había formulado en su obra. Esto generó un debate sobre la libertad de expresión y el rol de los historiadores». (Salazar, 1999, p. 289). Agrega el historiador Sergio Villalobos: «Encina se vio obligado a modificar algunos pasajes de su obra, especialmente aquellos que se referían a la familia Larraín y a sus negocios. Estas modificaciones fueron de diversa índole: desde la eliminación de párrafos enteros hasta la sustitución de palabras y expresiones consideradas ofensivas por la familia». (Villalobos, 1982, p. 124)
Luego de los cambios realizados a la Historia De Chile, Encina tuvo que luchar contra el desprestigio intelectual.
Su obra, sobre todo en la dictadura, cayó en la denostación.
IX
Había un capítulo apócrifo de Black Mirror que se llamaba «El educador de mutantes», que cuenta la historia de Leandro Bermúdez, quien había perdido a su padre en la última dictadura militar. En esa época apareció una empresa que podía revivir mediante transes-ciber-chamánicos a los muertos. Leandro no dudó en ningún momento y contrató los servicios de tal empresa. Era la única posibilidad de revivir detenidos desaparecidos.
El problema vino después, pues para poder contratar los servicios de la empresa, hay que llenar una encuesta, tener alguna foto, testigos que hablen de él o ella. Pero nada de eso tenía Leandro. No podía reconstruir a su padre si no tenía nada de eso. Sabía que era del mir, que desapareció el año 1973, que tenía dos hijos, que le decían «El rucio», que era de carácter fuerte. Hay una foto en blanco y negro de él, que dice: ¿donde están? Ya todos los que lo conocían han muerto.
Como pudo juntó retazos, pedazos, girones, semblanzas y fue a la oficina principal. Lo atendieron de manera amable. Le tomaron los datos, le preguntaron si estaba seguro y respondió que sí. Le dijeron que en dos semanas le enviaría a su padre detenido desaparecido.
Y así fue. Fueron puntuales, porque estas empresas son siempre puntuales.
Ahí está ahora el Leandro, viviendo con su padre, el detenido desaparecido. En la agrupación todos se embalaron. Por fin, todas, las viejas y las viudas podían revivir a sus muertos. Algunos se parecían más que otros, pero eso daba lo mismo. Por ahí alguien gritó: no nos vencieron.
Pero el Leandro sabía que si, que nos habían vencido hace rato.
Pero por lo menos llegaba a su casa y estaba su papá. Eso era todo lo que necesitaba.
– Hola Leandro.
– Hola, papá.
– ¿Supiste que desapareció un tren en Corinto?
– Seguro que ya aparece.
– Seguro, hijo, seguro. Es cosa de tiempo que todos volvamos, eso te lo doy firmado.