Por Bernardo Gonzalez Koppmann.
Rodenak
Cuando la pelota cruza el cielo
y no es de nadie
la gente mira atenta
el fin del tiro
puede ir a las nubes
golpear el travesaño
besar la red
o clavarse en el corazón de Rodenak
El pueblo salta de alegría
si el Flaco se levanta
con el sol en las manos
Cuando la redonda anda cerca
sabemos que Arturito
será el ángel perfecto
que inventará la paz:
en su pecho
anida una paloma
Cuando saca
la de cuero se aleja
igual que un mal espíritu
entonces, el Arquero de Rangers
nos regala un domingo
para toda la vida.